Por Julio Abanto Llaque, arqueólogo.
San Juan de Lurigancho, es uno de los distritos más poblados de Lima, crecimiento demográfico que le ha merecido enfrentar diversas situaciones que han amoldado su carácter social, económico y cultural. Sin duda, un distrito muy complejo en un territorio de 131.25 km, enmarcado es el espacio de la quebrada Canto Grande.
Sus pobladores no han encontrado mejor homenaje a Canto Grande que fundar sus nacientes pueblos, siguiendo étimo del este valle, como dijera el padre Jorge Álvarez Calderón, San Juan de Lurigancho está lleno de cantos: Canto Sol, Canto Rey, Canto Bello y Canto Chico.
Canto Chico, nace hace más de cuarenta años en un rincón con historia prehispánica y abrigada por las faldas del imponente cerro tutelar San Jerónimo. Un espacio tan especial como para cimentar el ideal de una identidad que enlaza esa mescla tan diversa que ofrece un distrito como San Juan de Lurigancho.
Encontrar un trabajo de investigación como el que nos muestra José Arenales y Wilmer Mejía desde la perspectiva no solo del primero como residente de este espacio sino como docente en ciencias Sociales y líder preocupado por su entorno le da una espacial connotación cuando sus ideas se trasponen a la mirada de un antropólogo que conoce la realidad de la migración y diversidad cultural peruana.
Este aporte de historia local, específicamente enmarcada en un determinado espacio de Lurigancho, se suma a los trabajos de Saturnino Aponte Ayala, Huanta y el reto de Lima (2001); del Dr. Jorge Bendezu con La real historia de Canto Grande – SJL (2006); El Pueblito: un débil corazón que late en San Juan de Lurigancho de Roberto Revoredo (2006) y de Elias Estrella: Toma de tierra y fundación del Asentamiento Humanos Cruz de Motupe (2008).
Sin duda demostrando la enorme cantera que representa este distrito para narrar la historia de la otra Lima, de esa Lima que es más peruana que el centro de la capital. Además del minucioso trabajo de investigación que plantea las ocupaciones prehispánicas de este paraje, los autores esbozan un panorama bastante logrado de los siguientes procesos históricos, fundamental el origen de la toponimia del lugar y recogen valiosos testimonios de los verdaderos protagonistas de su historia contemporánea.
También explorar los recursos del entorno y generan de forma pionera una propuesta de uso del patrimonio cultural y ecológico como una alternativa de desarrollo en la zona. En un momento donde las circunstancias circunscriben el distrito en una valla muy alta por superar con el tema de la seguridad ciudadana, da a la luz un aporte que sin duda contribuye a mirar nuestras experiencias humanas y sociales como una alternativa a luchar contra la adversidad. A demostrar que la solidaridad y el trabajo colectivo son la clave para enrumbar un desarrollo sostenible de nuestros lugares de origen y que estas experiencias quedan plasmadas en la vida y aspiraciones de quienes las habitan.
Lic. Julio Abanto (IC-Ruricancho, amigo y compañero de ruta de los autores)
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