Un chofer de la empresa de transporte Huáscar, en San Juan de Lurigancho, fue víctima de un intento de asesinato por parte de un delincuente que pretendía extorsionar a la compañía. El ataque ocurrió cuando el conductor detuvo su unidad en un paradero, momento en el que el criminal, haciéndose pasar por pasajero, le disparó dos veces. Afortunadamente, las balas impactaron en una caja de cobros y rebotaron hacia el parabrisas, lo que evitó una tragedia. A continuación el video:
Luego de realizar los disparos, el agresor dejó una nota con un mensaje amenazante: «Si siguen trabajando, dejaremos un chófer muerto». El documento estaba firmado por la banda criminal «Los Intocables de Mariátegui», quienes además proporcionaron un número telefónico para que la empresa se comunique y «solucione el tema», es decir, pague un monto de dinero no especificado. La situación ha causado pánico entre los trabajadores, quienes han decidido paralizar sus labores indefinidamente.
Este acto de extorsión es el segundo que sufre la empresa Huáscar Huáscar ruta C (IM-26) en menos de un mes. Los conductores y cobradores se encuentran en una encrucijada: deben decidir si pagar el dinero que exigen los criminales o seguir arriesgando sus vidas. Muchos de ellos ya han manifestado su temor y desconfianza en las autoridades, quienes, según los trabajadores, no brindan la protección necesaria para enfrentar estos ataques.
Aunque la policía ha incrementado la vigilancia en la zona tras el atentado, los chóferes aseguran que los patrulleros solo están presentes en los paraderos, pero los ataques suelen ocurrir mientras están en ruta. Los extorsionadores han adoptado nuevas tácticas, como disparar dentro de los buses para intimidar tanto a los conductores como a los pasajeros, quienes también corren un grave riesgo.
La situación de extorsiones en el transporte público en Lima se ha agravado, con más de 10 empresas afectadas. La incertidumbre y el miedo a nuevos atentados tienen en vilo a miles de familias que dependen de esta actividad para subsistir, mientras las autoridades parecen no poder controlar la violencia que amenaza la vida de conductores, pasajeros y trabajadores en general.