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Una bodega en la zona de Campoy, San Juan de Lurigancho, fue asaltada por séptima vez en lo que va del año. En esta ocasión, los delincuentes ingresaron por el techo del local alrededor de las 5 de la mañana y se llevaron S/ 4,000 y el celular de la dueña. A pesar de contar con cámaras de seguridad, la víctima, identificada como Maruja, se siente desprotegida, pues no ha recibido el apoyo necesario de la policía.
La dueña de la bodega ha presentado varias denuncias en la comisaría, pero no ha visto ninguna acción concreta por parte de la policía. Según Maruja, los agentes siempre prometen realizar patrullajes en la zona, pero nunca cumplen. La falta de personal policial ha sido la excusa constante que recibe cuando solicita ayuda. Este patrón de inacción ha dejado a los comerciantes de Campoy en una situación de vulnerabilidad frente a la delincuencia.
En esta última ocasión, los asaltantes no solo se llevaron dinero y un celular, sino que también vulneraron la seguridad del local, a pesar de los refuerzos instalados en el techo. Maruja detalló cómo los delincuentes ingresaron por una pequeña ventana después de romper la estructura del techo. Además, su minimercado cuenta con un agente bancario, lo que podría haber atraído a los criminales en busca de un botón mayor.
Este no es el primer incidente violento que ha vivido la propietaria. En robos anteriores, los asaltantes ingresaron armados, amenazándola directamente. Maruja narró cómo, en una de esas ocasiones, un delincuente la apuntó con una pistola cuando intentó defenderse con un palo. Estos momentos de terror han dejado a la dueña profundamente afectada, pero también decidida a seguir exigiendo justicia.
La situación de inseguridad en Campoy es alarmante, y los vecinos se han solidarizado con Maruja, quien, a pesar de las adversidades, sigue luchando por mantener su negocio a flote. La falta de apoyo policial ha generado un sentimiento de abandono entre los comerciantes, quienes piden a las autoridades tomar medidas urgentes para frenar la ola de robos. Mientras tanto, Maruja continúa denunciando públicamente su situación, con la esperanza de que, esta vez, las autoridades tomen cartas en el asunto.
