¿Qué hubo debajo del Mall Aventura que se va a construir en San Juan de Lurigancho?

Impresionante fotografía de una de las obras más relevantes para el desarrollo económico de una importante zona de nuestro distrito, el Mall Aventura (Fotografía Dron: Ramon Fernández, Joseph Moreno y Lima 36, 2020)

Por Julio Abanto Llaque.-

Eran los primeros meses del año de 1989, acababa de ingresar a la universidad nacional mayor de San Marcos, precisamente a la escuela de arqueología, cerca de la entrada principal encontré un libro que cambiaría mi vida, sin duda la herramienta que necesitaba para emprender una pasión que lleva años en mí, se trataba de la publicación “San Juan de Lurigancho su historia y su gente”, cuyo autor es el historiador francés Jacques Poloni, escrito en el año 1987, es el principal referente para comprender el desarrollo de nuestro territorio. Trece años después tuve la suerte de conocerlo y hablar profundamente de la historia de nuestro distrito y los avances en investigación que veníamos emprendiendo desde el Instituto Ruricancho, también le pedí que autografiara el libro que leí con entusiasmo tantas veces.

A pesar que conocía gran parte de los sitios arqueológicos de mi localidad, el libro mostraba una lámina a todo color de un grupo de ceramios realmente alucinantes, el hallazgo de estos materiales los habían realizado los trabajadores de las ladrilleras, inmediatamente dieron aviso al dueño de esas tierras, Don Enrique Solari. Es su esposa Gertrudis quien asume el reto de hacer una detallada descripción del hallazgo con levantamiento topográfico incluido y desde entonces la familia custodia este sorprendente hallazgo.

Foto aérea vuelo 1944 (Servicio Aerofotográfico Nacional) y plano que da cuenta de la zona de hallazgos (Elaborado por Abanto y Eyzaguirre, 1996).
Me parece que fue un día de verano de 1991 cuando me encontraba con los arqueólogos Jonathan Palacios y Daniel Guerrero recorriendo la poca poblada quebrada del cerro Observatorio (zona de Las Flores), se trataba de un yacimiento de materiales arqueológico de estilo Blanco sobre Rojo (100 a. C), que había encontrado en mi niñez y cuyos materiales eran semejantes a los hallados por ellos en Huachipa y otras partes de Lima. Después de esta exploración regresamos a mi casa donde les mostré el libro de Poloni, rápidamente les llamó la atención las imágenes del material del llamado sitio Potrero Tenorio, me preguntaron si sabía quién tenía dichas vasijas y les comenté que la familia Solari todavía vivía en su hermosa casa situado en la Av. Lurigancho, lugar próximo a los antiguos descubrimientos.
El año 1992, ambos investigadores, gracias a la desprendida colaboración de Gertrudis Braunsberger hacen un amplio artículo sobre el hallazgo (Palacios y Guerrero,1992:75 al 100). Dos años después justo un 24 de junio fecha memorable pues se presentaba al público una primera exposición museográfica del distrito fui testigo de dos sorprendentes objetos, el primero eran la vasijas que hasta esos años solo las había contemplado numerosas veces en este libro y la segunda correspondía a una estatua de madera, imagen colonial de nuestro santo patrón aunque la historia de la imagen ya la he narrado antes (EL RETORNO DE UN SANTO: Historia de la recuperación de una reliquia distrital), ahora solo deseo centrarme en lo que representa esta colección de vasijas que el tiempo ha hecho que se conviertan en un misterio puesto que nunca más las hemos vuelto a ver.
Esquema de contexto funerario N° 3 con las ofrendas de vasijas Nieveria (Palacios y Guerrero 1992: 98)
Poloni hace referencia al hallazgo de la siguiente manera: “El lugar más sorprendente y el más misteriosa de todos los monumentos arqueológicos del valle, es el “Potrero Tenorio”. Se encuentra en el límite entre Azcarrunz y Zárate. Este sitio comprende dos monumentos: Una huaca hecha acumulando piedras del rio, mostrando la forma de pez. A poca distancia se encontró una segunda construcción, el Potrero Tenorio” (Poloni, 2087:30)
Volviendo al momento del hallazgo, los trabajadores encuentran unos muros y al pie de los cuales aparecen entierros conteniendo, uno de ellos, una cámara que poseía un conjunto de vasijas únicas, sorprendentes. Sin duda, son del estilo que los arqueólogos conocemos como Nievería (550 d. C.) y que marca un momento culminante de la cultura Lima y da inicio a un nuevo horizonte cultural, al desarrollo de este estilo le sobreviene el denominado Pachacamac (650 d. C) y ya para el 900 d. C. el estilo Ychsma Temprano, va afinando lo que vendría a ser un nuevo periodo en la historia del valle, en nuestro distrito; material de este estilo lo hemos identificado en Mangomarca y Campoy.

Reproducción de las fotografías mostradas por Palacios y Guerreros en su publicación referente a los hallazgos de Potrero tenorio (Palacios y Guerrero 1992:95)

El Horizonte Medio es reconocido por muchos especialistas como un periodo de amplia interacción cultural y el desarrollo de un gran estado en la zona sur de los Andes Centrales, tan grande y poderoso que se reconoció por Luis Lumbrera como un imperio anterior al de los incas.

Contextos funerarios como los descritos en Lurigancho no tiene referentes, materiales de este tipo han sido hallados en Cajamarquilla (Huachipa), Pachacamac, incluso en zonas tan lejanas como las tumba M-U-541 de San José de Moro (Valle de Jequetepeque, La Libertad), un poco como para graficar la importancia de esta pieza como ejemplares de alta calidad artesanal. Y es que las vasijas son muy especiales. se tratan de representaciones escultóricas, policromas de gran trabajo que representan tiburones, “monstruos marinos”, escenas de pesca y otros como la de un búho con un mecanismo interno sonoro. Esas vasijas son el ejemplo más claro de la incorporación de ideas y estilo de diferentes partes de país y cuya preservación hubieran dado muchas luces para un periodo tan especial de nuestra historia.

La zona situada en todo este borde de desnivel que separa Zárate de la zona de Horizonte y Azcarrunz es rica en presencia de material arqueológico que se extiende hasta el parque zonal, lugar donde en el pasado también se ha recuperado vasijas y donde se pudieron rescatar varias figurinas, dos de las cuales permanecen en la sala museo del parque Huiracocha.

A largo de la Av. Lurigancho y zonas adyacentes hemos podido recuperar material alfarero de la cultura Lima y Nieveria (Fotos Julio Abanto: 2010)

Los territorios cambian con el crecimiento de las ciudades lo que antiguamente fue un eje de desarrollo para los pueblos prehispánicos pues allí empezó, hace 2500 años la construcción de un centro ceremonial y un complejo sistema de riego, luego la cultura Lima a los costados del camino antiguo levantarían plataformas y pequeñas construcciones de carácter ritual. Ahora este ámbito pronto se convertirá en un nuevo punto de inversión. Considerando que, este mega centro comercial se viene construyendo sobre este terreno rico en evidencia esperamos como toda obra pública haya cumplido con la ejecución de un plan de monitoreo arqueológico que permita salvaguardar nuestro patrimonio cultural.

En realidad, existe muy poco material arqueológico recuperado de un periodo que duro cerca de 500 años y que da pie al surgimiento de señoríos y reinos. Pensé que nunca más volvería a ver alfarería que exprese estilos que aparecen durante este horizonte cultural. Durante muchos años dude de una fotografía que me obsequió mi gran amigo Julio Antón, la imagen correspondía a la de un ceramio procedente de El Sauce y es que no podría ser posible que una vasija de estilo Pativilca originario del norte chico y emparentada al estilo tardíos de este periodo se ubique en un sitio netamente inca, es decir, había una diferencia de trescientos años.

Tiempo después mientras administraba el parque zonal Huiracocha y faltando pocos días para la inauguración del centro cultural CREA LIMA, mi amiga Teras Arias convoca a varios artistas luriganchinos para exponer en la sala Florentino Jiménez, es allí donde vi los oleos de un joven artista cuyo padre era don Cosme Florian, uno de estos cuadros reproducía aquella vasija, de la vieja fotografía de Antón, es así que conocí a Milton Florián, custodio actual de este hallazgo.

Tenía pendiente, analizar, determinar la autenticidad y procedencia de la vasija de El Sauce. Hace un par de años preparando la exposición museográfica sobre El Sauce en el local comunal de la comunidad visite a Milton para invitarlo a exponer sus cuadros nuevamente en este local ya que es vecino del lugar y solicitarle me permita tener acceso al hallazgo. Me contó que su padre era propietario de las canteras de arena gruesa en cuya actividad era habitual toparse con entierros prehispánicos que él luego derivaba a la entonces Casa de la Cultura, me confirmó que la vasija procede de ese lugar.

Para nuestra pena mi amigo me confesó que el milenario recipiente sufrió un accidente y se fracturo mientras la tenía en su estudio de trabajo. Pero que había conservado los fragmentos pensando restaurarlo en algún momento, así que me ofrecí realizar la restauración y gracias al apoyo del instituto Ruricancho, así lo hicimos. Mi amigo Cesar Salazar fue el responsable de las labores de conservación y restauración del valioso objeto. Inicialmente Milton no creía en lo ofrecido días después nos entregó los fragmentos, para nuestra felicidad pudimos hacer un buen trabajo y una memorable noche de agosto arrancamos una enorme alegría a nuestro artista al hacerle entrega de su hermosa herencia. La alfarería es en sí una botella que representa en ambas caras una serpiente bicéfala situada en media luna como si se tratase de un arcoíris debajo del cual se observa un felino, ambas imágenes en relieve, la escena se reproduce en el otro lado, pero con algunos rasgos distintos. Se trata de la dualidad andina.

Vista frontal de vasija estilo Pativilca encontrada en El Sauce, así como detalle de diseño (Foto: Julio Abanto, 2017)
Terminado este periodo inician su construcción dos importantes centros Administrativos, el primero es Mangomarca capital del curacazgo Lurigancho y hacia el lado del valle, sobre un terreno elevado un imponente centro administrativo el de Campoy.
Es sorprendente entender como un terreno que en los próximos meses cambiará la dinámica social y económica del distrito pueda estar rodeado de tanta historia. Bajo el suelo subsistía un importante registro de quienes nos antecedieron y le dieron desarrollo a este territorio. Parece paradójico y premonitorio que uno de sus últimos nobles posesionarios, Don Enrique Solari Swayne, dedicara estas sencillas frases: “No es que no sintamos la brisa promisoria de los tiempos venideros, deseamos que ello traiga para todos justicia y dignidad. Aquí están nuestros brazos para ello si hace falta. Pero ojalá que aquello que forma los encantos, la última sustancia de este valle no tenga que morir en aras del futuro”.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
ABANTO Ll., Julio (2018) San Juan de Lurigancho distrito de historia milenaria. En. San Juan de Lurigancho Histeria y Presencia: 15-22. Instituto Cultural Ruricancho. Lima.
(2018 b) Evidencias arqueológicas de la cultura Lima en San Juan de Lurigancho, valle del Rímac. En. San Juan de Lurigancho Histeria y Presencia: 15-22. Instituto Cultural Ruricancho. Lima.
POLONI S., Jacques (1987) San Juan de Lurigancho: su Historia y su gente, un distrito popular de Lima. Centro de Estudios y Publicaciones. Lima.
PALACIOS L., Jonathan y Carlos GUERRERO Z. (1992) “Potrero Tenorio: un enterramiento ritual de ofrendas del estilo Nievería en el valle del Rímac”. En: Revista Pachacamac; Vol. 1. N° 1; pp. 75 – 100. Museo de la Nación. Lima.

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