Mujer amante de los perros necesita ayuda para construir albergue

En Jicamarca, Huarochirí, a una hora y cincuenta minutos del Centro de Lima, se levanta un albergue para mascotas donde habitan canes de la calle que encontraron un nuevo hogar, pero que ahora necesitan de la solidaridad de los amantes de los animales.

El lugar tiene por nombre Adopciones y rescate animal y Roxana Campos Huamonte es la que desde hace ocho años hace de tripas corazón para dar una vida llena de amor a sus 20 peludos, como ella le dice.
No ha sido sencillo. Durante los últimos años su casa fue el hogar de ellos y tuvo que enfrentar la incomprensión de vecinos, estrecheces económicas y hasta sus propios problemas de salud que trajeron como consecuencia mudanzas inesperadas y algunas veces falta de comida.
“Los dueños de las viviendas no me renovaban el contrato, los vecinos se quejaban, nos trataban mal, pero me encontraba con gente que me ayudaba y podía salir con ellos adelante. Mis hijos y esposo han sido un gran apoyo”, comenta con un suspiro que le sale del corazón.

¿Qué necesita?

Felizmente ha encontrado un terreno que actualmente alquila ubicado en Jicamarca (Huarochirí) cerca del límite con San Juan de Lurigancho (Lima). Por esa zona hay mucho polvo, vientos y, en verano, los rayos del Sol queman el suelo.
Tanto Yanka -la primera perrita que llegó a su vida- como Hanna, Mota, Preciosa, Lassy, Estrella, Vaquis, Gringa, Bethoveen, Bayron, Drako, Chiquitín, Zeus, Spike, Scott y Yako necesitan un hogar adecuado donde vivir y alimentarse.
El cariño de Roxana no tiene límites. Pero aún así requiere el apoyo de personas para mejorar la infraestructura, alimentos y medicinas, como por ejemplo planchas de tripley, calaminas de metal, parihuelas, listones, clavos, un refrigerador, cables eléctricos, tomacorrientes, enchufes, interruptores, comida para perros, camitas, medicinas (Doxitel de 200 mg y de 100mg, Hemolitan, Trihepat, Nutri – Cal, desparasitantes, pipetas).

Un poco de historia

Roxana cambió radicalmente su vida una mañana de abril cuando encontró en una avenida del distrito de San Martín de Porras a una perrita que languidecía en la vereda por haber ingerido comida envenenada. Sólo atinó a llevársela a su casa para conjurar tal fatalidad. Pero la salvó y la bautizó con el nombre de Yanka.
No se despegaron desde aquel día y ya transcurrieron ocho años. Entre ellas nació un amor que la ha inspirado a cumplir una misión: construirles un albergue. Durante muchos, años su casa se convirtió en un hogar para ellos.
Sus tres hijos, niños entonces, fueron sus cómplices pues le avisaban si había un vagabundo de cuatro patas rondando en malas condiciones el barrio o llegaban con una mascota recién nacida entre sus brazos.
Si quiere apoyar en la mejora del albergue Adopciones y Rescate Animal puede enviar mensaje al WhatsApp: 983- 461- 880 o escribir al https://www.facebook.com/profile.php?id=100009404426157
(Fuente Andina)

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