Mujeres con niños pequeños atiborrando los pasadizos y esperando durante largas horas ser atendidas, camas que resultan insuficientes para la gran demanda de pacientes y sillas de ruedas oxidadas. Eso fue lo que halló la Comisión de Salud y Población del Congreso de la República en su visita al hospital de San Juan de Lurigancho (SJL), ubicado en la Av. Canto Grande.
En un recorrido que hizo por las instalaciones del hospital, saltaron a la vista una serie de problemas: sillas de ruedas inservibles, camillas oxidadas y paredes invadidas por la humedad.
En el área de pediatría, las incubadoras están hacinadas y las enfermeras no se dan abasto para cuidar a los recién nacidos. Pero no es todo, en el área de hospitalización materna, las mujeres que dan a luz están de pie o sentadas en los pasadizos porque no tienen camas para descansar.
“Somos un hospital pequeño, que tiene 133 camas para dar atención a casi un millón y medio de habitantes. Por esta razón, no nos damos abasto para resolver el problema de salud en el distrito”, manifestó John Ramírez Castillo, director del Hospital San Juan de Lurigancho.
Sus palabras resumen la crítica situación que padece dicho nosocomio, ubicado en la avenida Canto Grande. Tanto Ramírez como los usuarios coinciden en que los problemas más agudos son las carencias de infraestructura adecuada y equipos médicos para tratar a los pacientes.
“El principal inconveniente con el que lidiamos los pacientes es la falta espacios, por eso a veces a los enfermos los tienen en los pasillos. Deben agrandar el hospital, crear más consultorios y dotarlo de camillas e insumos que tanta falta hacen”, comenta una madre de familia.
En riesgo. El área que causa mayor preocupación al personal médico es Emergencia. Pese a que funciona en un espacio nuevo, habilitado recién hace tres semanas, los pacientes no son atendidos de forma óptima debido a que todos los implementos son viejos y no hay equipos médicos de vital importancia.
Asimismo, existe un punto de oxígeno, pero que no puede ser utilizado porque carecen de otros implemento complementarios. No hay tensiómetros, ni equipos de gran necesidad como pantallas para observar el ritmo cardíaco.
“Esta es la nueva emergencia con equipos viejos. Bajo estas condiciones debemos atender a los pacientes que vienen a diario y son en su mayoría gestantes o mujeres con niños”, señaló Mirtha Basurto, representante del Sindicato de Obstetras.